A los 42 años, Valeria Asaldine logró cumplir uno de sus mayores sueños: recibirse de contadora pública en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), en diciembre de 2023. Su historia es un ejemplo de perseverancia, esfuerzo y amor por el conocimiento. Como madre de tres hijos y trabajadora pública, Valeria enfrentó grandes desafíos para combinar su vida personal, laboral y académica. En esta entrevista, relata cómo, a pesar de las dificultades, el apoyo de su familia y la fortaleza que encontró en la universidad pública le permitieron alcanzar su meta.
En diciembre de 2023, Valeria Asaldine, a sus 42 años, alcanzó un hito fundamental en su vida al graduarse como contadora pública en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF). Para Valeria, su trayectoria académica no ha sido solo un logro personal, sino también un ejemplo de perseverancia y de compromiso con su educación. Hija de Río Grande, Valeria siempre estudió en instituciones públicas de Tierra del Fuego, desde la escuela primaria hasta la universidad.
“Soy hija de la escuela pública, la primera graduada de mi familia. Mis padres no tuvieron las mismas oportunidades que yo, por eso siento que fui privilegiada”, cuenta Valeria, quien además destaca que su interés en la contabilidad surgió desde el secundario. Sin embargo, para entonces no existía una universidad pública en su ciudad, por lo que optó por estudiar una tecnicatura en administración en el CENT 35.
El camino hacia su título universitario estuvo lleno de desafíos, especialmente por la crianza de sus hijos. “A veces, equilibrar la vida educativa y la maternidad es un caos. Sabía que mis hijos verían todo el proceso y lo asumí, no con culpa, sino dejándoles un ejemplo. Quería romper ese ciclo y que ellos también pudieran aspirar a más”, afirma Valeria.
El esfuerzo rindió frutos gracias al apoyo de su familia y a su firme compromiso con el estudio. Además, la UNTDF, con una guardería llamada “Los Fueguitos”, permitió que madres como Valeria pudieran estudiar mientras sus hijos eran cuidados. “Es un privilegio y una necesidad, porque a veces ser madre y estudiante es una combinación compleja”, sostiene, valorando este tipo de apoyo en la universidad pública.
Para ella, la universidad pública no solo es una institución educativa, sino un espacio de desarrollo y crecimiento personal. “Siempre fui defensora de la universidad pública porque es nuestra forma de devolverle a la comunidad. Estudiar aquí nos permite ser profesionales que algún día aportarán a la sociedad”, enfatiza.
Finalmente, Valeria dedica un mensaje a los jóvenes fueguinos que hoy inician su camino en la universidad: “Fíjense un objetivo y no se desvíen, aunque el camino tenga dificultades. La meta debe ser clara y con determinación todo es posible”. Su historia inspira a quienes, como ella, buscan alcanzar sus metas, sin importar los obstáculos en el camino.
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