Lo que comenzó como una detención por drogas derivó en un choque contra un restaurante, una mujer herida de arma blanca y una carta suicida. Un drama surrealista que tiene a Río Grande desconcertado y a la policía buscando respuestas.
Una escena digna de un thriller se desató en la ciudad de Río Grande, donde una camioneta implicada en un caso de drogas terminó estrellándose contra un restaurante, con su conductora herida de arma blanca y una carta suicida en el asiento.
Lo que podría parecer una secuencia sacada de un guion cinematográfico se desarrolló en la vida real el pasado miércoles y jueves, cuando una mujer y un hombre fueron detenidos por transportar cocaína en una camioneta, solo para protagonizar un hecho aún más desconcertante al día siguiente.
El miércoles por la noche, las fuerzas de seguridad federales interceptaron una Ford Ranger en las calles Posadas y Santa Fe del barrio Mutual, luego de un seguimiento que terminó con la detención de sus ocupantes.
Un hombre de apellido Isorna y una mujer de apellido Jara, ambos provenientes de Ushuaia, fueron encontrados con 200 gramos de cocaína escondidos en el vehículo. A pesar de la gravedad del hallazgo, el juzgado federal de Río Grande ordenó la liberación de los detenidos esa misma noche. Pero la historia no terminó ahí.
Al día siguiente, la camioneta volvió a protagonizar un suceso insólito cuando, en el mediodía del jueves, impactó violentamente contra el local gastronómico Frankfurt, en la avenida Belgrano.
En una escena que bien podría calificarse de grotesca, las unidades de emergencia encontraron a la misma mujer excarcelada el miércoles, al volante de la Ford Ranger, ahora con dos heridas de arma blanca en el abdomen.
En el interior del vehículo, los oficiales hallaron una cuchilla de carnicero en el asiento del acompañante y una presunta carta suicida dirigida a Constantino, el actual dueño del restaurante contra el que Jara se había estrellado. La misiva insinuaba un conflicto financiero entre ambos, lo que añadía un nuevo elemento de intriga a la ya compleja situación.
El destino quiso que Jara y su compañero de infortunios, Isorna, no solo estuvieran implicados en un caso de drogas y un intento de suicidio, sino que, además, fueran los ex propietarios del mismo local comercial que acababa de ser embestido. Resulta que en tiempos pasados habían regentado el mismo restaurante, pero en otra locación, sobre la calle Lasserre.
Si esto no fuera suficiente para los más incrédulos, el único ausente en el momento del choque era precisamente Isorna, quien también había sido liberado junto con Jara tras la detención de la noche anterior.
La Policía de Río Grande, en medio de esta madeja de eventos, ahora busca dar con el paradero de Isorna. Mientras tanto, el desconcierto generado por estos hechos sigue ocupando un lugar central en la comunidad.
¿Ajuste de cuentas? ¿Desesperación? Lo que está claro es que ni los mejores guionistas de Hollywood podrían haber ideado un desenlace tan inesperado como el que se vivió en las calles de Río Grande. Lo que parecía ser un simple operativo antidrogas se convirtió en un drama en vivo que la comunidad aún trata de digerir. Mientras tanto, la investigación continúa, y el paradero de Isorna sigue siendo un misterio que la Policía intenta resolver.
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