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28/08 2024

Rodrigo Cárcamo, de SETIA, advirtió que la industria textil opera entre un 25% y 35% de su capacidad. El cierre de Textil Río Grande, la incertidumbre en Barpla y el conflicto en Sueño Fueguino, reflejan un panorama desolador.

El secretario general del Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines (SETIA), Rodrigo Cárcamo, expuso la preocupante situación que atraviesa la industria textil en Argentina, con particular énfasis en la situación de las plantas fabriles en Río Grande, Tierra del Fuego. Según detalló el dirigente, la industria textil a nivel nacional se encuentra trabajando a un ritmo muy por debajo de su capacidad instalada, operando entre un 25% y un 35% de la misma.

El inminente cierre de la planta de Textil Río Grande genera gran incertidumbre entre los trabajadores, quienes reclaman el pago íntegro de sus indemnizaciones. Cárcamo, en declaraciones a Aire Libre FM, informó que la empresa ha decidido no reabrir la planta, lo que ha dejado a los empleados en una situación de gran vulnerabilidad.

“El día de ayer mantuvimos una audiencia con directivos de la empresa donde nos comunicaron el cierre definitivo y, si es así, los compañeros solicitamos la indemnización como corresponde la ley, más allá de los arreglos de retiro voluntarios”, explicó Cárcamo, quien también señaló la «irresponsabilidad y falta de empatía» por parte de la empresa, que habría presionado a los trabajadores a aceptar retiros voluntarios, los cuales considera como “despidos encubiertos”. Los empleados afectados exigen el pago del 100% de sus indemnizaciones.

La textil Barpla, por su parte, enfrenta un futuro incierto debido a su negativa a adecuarse a las disposiciones del Gobierno Nacional, las cuales requerían la modificación de sus procesos productivos. Esta empresa se encuentra en una situación de suspensión de actividades, con sus 40 operarios percibiendo el total de sus haberes, mientras se aguarda el resultado de una audiencia con la Secretaría de Industria. “Nos comunicó el gerente que está suspendida por esta semana con el 100% de los haberes y según resulte una audiencia con la Secretaría de Industria porque esta empresa se encuentra sin proceso productivo”, detalló Cárcamo. La negativa de la empresa a modificar sus procesos productivos ha sido un obstáculo significativo, impidiéndole recibir la aprobación necesaria por parte de las autoridades nacionales para reanudar su actividad.

En el caso de Sueño Fueguino, la situación es distinta y se enmarca en un litigio judicial que la empresa mantiene con el Estado. El conflicto surge a partir de la demanda de la empresa por obtener condiciones similares a las acordadas para el sector metalúrgico. Según explicó Cárcamo, la empresa cumple con los requisitos productivos exigidos por el Gobierno, pero sostiene que las condiciones ofrecidas deben ser equivalentes a las del sector electrónico. “Tengo entendido que hay una situación sobre continuar con una instancia judicial lo que también es un impedimento para adherir al Decreto nacional para el sector, acá ellos se sienten discriminados y solicitan igualdad al sector de la industria electrónica”, manifestó el dirigente.

El panorama general de la industria textil, según el dirigente, es desalentador. Las dificultades que enfrentan estas empresas son un reflejo de la situación crítica que vive el sector a nivel nacional, agravada por la falta de políticas gubernamentales claras y de apoyo. “Hemos estado en reuniones y es una constante de toda la industria nacional cuando el gobierno no tiene intenciones de dar señales o políticas destinadas a la industria nacional, se hablan de otras políticas, pero no de industria”, concluyó Rodrigo Cárcamo.

La falta de acciones concretas por parte del Estado podría significar el cierre de más empresas y la pérdida de empleos en un sector que ya opera al borde de la subsistencia.

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