RIO GRANDE.- Sensaciones encontradas. Difícil celebrar, difícil hacer una evaluación positiva. El evento más importante del automovilismo fueguino de la Tierra del Fuego argentina y chilena vivió un fin de semana que dejará mucha tela para cortar en los días venideros.
Nunca hubo Plan B. No se estudiaron alternativas. No hubo previsión. No se pensó en los pilotos. Mucho menos en el esfuerzo que significa poner un auto en línea de largada.
Una cosa es mantener la esencia que hizo grande a la carrera, la cual creo todos defendemos, pero otra muy distinta es dejar librada al azar la seguridad de los binomios en medio del campo, sin comunicación, sin ayuda de la organización y sin auxilios. Ni hablar que todo terminó de noche y en horas muy altas de la madrugada.
¿No se podía trabajar el sector para hacerlo más viable? ¿No se podían generar caminos alternativos por fuera del trazado propiamente dicho? ¿No se pensó nunca en la tragedia que pudo haber ocurrido? ¿No se planificó un sistema de ayuda y colaboración cuando se sabía que esto mismo había pasado en los reconocimientos?
Muchas preguntas. Ninguna respuesta. Lo hecho, o no, ya es historia. Esfuerzos dilapidados, autos destruidos, pilotos enojados y un cambio obligado y necesario en la antesala de los 50 años.
Hace rato se viene pidiendo un salto de calidad. La carrera lo necesita. El Gran Premio lo merece. Es hora de tomar decisiones.
Vittorio Bronzini y su reflexión
Si hablamos de historia, uno que la conoce bien es Vittorio Bronzini, muchos años preparando los autos de Constante Moreno Preto. Tras los hechos del sábado se manifestó en redes sociales: “Nuestra carrera de la Hermandad es una competencia donde hay que superar condiciones adversas, pero esta vez ha superado las condiciones más adversas. Las máquinas con las que se sale a competir no reúnen las condiciones para caminos tan exigentes.
Es innegable que el clima y las condiciones del camino presentaron un desafío significativo, especialmente con el barro que complicó el recorrido. Sin embargo, la decisión de anular el tramo fue inexplicable y una falta de respeto hacia el esfuerzo de los corredores.
Es alarmante saber que 60 máquinas quedaron atascadas en el barro, sin posibilidad de salir, enfrentando no solo un reto mecánico, sino también condiciones adversas de frío y llegada de la noche. Esto no solo pone en riesgo la seguridad de los competidores, sino que también afecta su espíritu y dedicación al rally.
Entendemos que tomar decisiones en situaciones complejas no es fácil, pero es fundamental evaluar todas las alternativas para asegurar que todos los participantes tengan una experiencia justa y equitativa. La pasión por el rally nos une a todos y es vital que se tomen decisiones que consideren el esfuerzo y dedicación de cada competidor. Esperamos que en futuras ediciones se pueda trabajar en conjunto con los pilotos y equipos para mejorar la planificación y ejecución, garantizando así una competencia más fluida y justa para todos.
Es fundamental recordar que detrás de cada máquina hay seres humanos, piloto y navegante, equipo dispuesto a dar lo mejor de sí, y es nuestra responsabilidad como comunidad valorar y respetar ese esfuerzo. La esencia del rally radica en la búsqueda constante de la superación y la camaradería entre competidores, algo que debe ser protegido y fomentado en cada evento”.
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