La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica. Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos.
Emilio Marcos Palma es el primer ciudadano argentino nacido en la Antártida, hecho que ocurrió el 7 de enero de 1978 en la Base Esperanza..
En el año 1978 la República Argentina mostró, en hechos, su intención de iniciar la colonización de su territorio antártico, estableciendo en la base Esperanza, el “Fortín Sargento Cabral”, con el objetivo de incorporar a la familia argentina a las campañas antárticas, incluyendo a mujeres y niños en las dotaciones de invernadas. Argentina mostró así al mundo el nacimiento de Emilio Marcos Palma, el primer ser humano nacido en el continente blanco. Ese mismo año llegó al mundo Marisa de las Nieves Delgado; el 21 de septiembre de 1979, Rubén Eduardo de Carli; el 11 de octubre de 1979, Francisco Javier Sosa; el 14 de enero de 1980, Silvia Analía Arnouil; el 24 de enero de 1980, José Manuel Valladares Solís; el 4 de febrero de 1980, Lucas Daniel Posse y el 3 de mayo de 1983, María Luz Cosenza.
Este asentamiento poblacional permanente se demoró casi un cuarto de siglo, porque hubiera podido concretarse en el año 1954 cuando el militar Jorge Julio Mottet, solicitó a las autoridades que se lo autorizara a constituirse en “poblador permanente de la Antártida Argentina, sin plazo fijo de regreso”, en concordancia con los planes presentados al presidente de la nación, Juan Domingo Perón, para crear pequeños asentamientos humanos permanentes en el continente y propiciar nacimientos de argentinos en la Antártida. El asentamiento propuesto se llamaría “Caserío San Lorenzo” y se iba a instalar en la zona de Cabo Primavera, sobre el sector continental de la península antártica. Constaría de 10 casas semi-prefabricadas, depósitos, enfermería, radio-estación y usina. La población estaría compuesta por matrimonios voluntarios cuya actividad principal se orientaría a la crianza y adaptación de animales a zonas polares y cultivo de vegetales que se adecuaran a la región.
En septiembre del ´55, el gobierno militar tomó el poder en lo que se llamó la Revolución Libertadora y al proyecto colonizador antártico se le asignó maliciosamente una intención política partidaria que no tenía, dejándoselo sin efecto.
La errónea decisión provocó que el país demorara muchísimo tiempo en contar con familias argentinas instaladas de manera permanente en la Antártida y sepultó la génesis de lo que hoy seguramente sería la única población verdaderamente urbana del continente blanco.
Edición:
Diario Prensa Noticias de: Ushuaia – Tolhuin – Río grande y toda Tierra del Fuego.
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