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15/08 2024

El tratamiento en la Cámara de Diputados de la Ley Finocchario comienza a tener repercusiones a nivel provincial con el pedido de paro por parte del Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación Fueguina (SUTEF). La propuesta, presentada por el ex ministro de Educación de Mauricio Macri, busca establecer la educación como servicio esencial, manteniendo las escuelas abiertas durante los días de paro.

El SUTEF, que brilla por su ausencia en el ámbito de reclamos gracias a su cándida relación con el Gobierno Provincial, hoy logró salir de su hibernación con las declaraciones de su secretario general, Horacio Catena, sobre el debate que se lleva adelante en la Ciudad de Buenos Aires. El antes aguerrido, hoy un tanto aburguesado líder sindical, resaltó que “es una estrategia comunicacional y un intento terrible de cercenar derechos, pero contra todos los derechos a huelga” refiriéndose a la propuesta del ex funcionario macrista que obligaría en los días de paro a contar con un 30% del personal, elevándose a 50% de extenderse la medida de fuerza.

Cuando hablamos de posibles medidas de fuerza, como la que propone el SUTEF para el 22 y 23 de agosto junto a organizaciones nacionales por este proyecto de ley, terminan quedando en segundo plano los principales afectados: los chicos. No es una novedad, más en la isla que hemos vivido períodos de altísima conflictividad entre el Ejecutivo y el gremio docente, que las y los más perjudicados ante los paros son quiénes reciben el servicio de la educación pública. Las escuelas cerradas, además de ser un incordio para las familias, atentan de forma directa contra el derecho a la educación y generan una merma en la calidad de la misma.

Nobleza obliga, los 180 días de clases no convierten a un estudiante argentino en uno noruego: factores como la calidad de la infraestructura edilicia, que este año obligó a “adelantar las vacaciones” en Tierra del Fuego para hacer frente a edificio que se caen a pedazos o no cuentan con calefacción, influye. Así como las instancias de capacitación y evaluación para las y los docentes; la inversión en materiales o herramientas para atender necesidades o casos especiales.

El SUTEF, que se encuentra en un incómodo escenario de contar con una relación demasiado amigable para la lógica de tensión que debería existir entre un sindicato y un ejecutivo, necesita discursivamente de un adversario o enemigo para atribuirle la culpa de los problemas existentes en el ecosistema educativo.

La propuesta del binomio macrismo-liberales no viene a solucionar los problemas de antaño de la educación ni mucho menos: simplemente dar la certeza de las escuelas abiertas a chicos, chicas y sus familias. Tampoco es un hecho que se aprobará: está en tratamiento en Diputados y, como ya sabemos, el Senado es un obstáculo para cualquier propuesta con proximidad al oficialismo. Catena necesita entretener a la tribuna y, como con Melella alterar el status quo implicaría problemas de otra índole más que la profesional, aparece la totémica derecha como el gran enemigo a derrotar. Mientras tanto, los problemas que si se pueden solucionar en la educación fueguina, se barren bajo la alfombra.

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