Durante la celebración del Aniversario de Ushuaia, uno de los eventos más esperados fue la preparación de una enorme paella que atrajo tanto a los residentes locales como a turistas. Al frente de esta monumental tarea estuvo el chef Luis Bernal, quien lideró al equipo encargado de cocinar y servir unas 16.000 porciones de este tradicional plato español. En una entrevista, Bernal compartió detalles sobre la logística, el esfuerzo y los ingredientes necesarios para llevar a cabo semejante hazaña culinaria.
El chef comentó que este año el objetivo fue superar la cantidad de porciones servidas en el evento anterior, y con un mayor número de visitantes, se organizaron para preparar más de lo habitual. La paella que se ofreció era una variante valenciana, y estaba compuesta por una generosa mezcla de mejillones de Almanza, langostinos, calamares, pollo, arroz y una variedad de vegetales. “Es una paella súper nutritiva, cargada de mariscos y con todo lo necesario para disfrutar de un plato completo”, afirmó Bernal, destacando la frescura y calidad de los ingredientes utilizados.
La preparación de la paella comenzó mucho antes del evento. Bernal explicó que el equipo trabajó en la llamada mise en place, un término que hace referencia a la organización previa de los ingredientes. Esto incluyó el picado de los vegetales, la limpieza de los mariscos y la preparación de todo lo necesario para la cocción del plato. “Todo eso se hace de antemano, para que en el día del evento, podamos concentrarnos en la cocción”, detalló. A las 6 de la mañana, en la carpa de los excombatientes, comenzaron a encender los fuegos, y a lo largo de la mañana se fueron incorporando los diferentes ingredientes. El arroz, pieza clave del plato, fue agregado alrededor de las 13:40, justo a tiempo para su cocción final en el fondo hecho a base de mariscos, pollo y vegetales.
El evento también se transformó en un atractivo turístico. Luis Bernal destacó cómo los visitantes que llegaban a la ciudad se sorprendían al ver la magnitud del proyecto: 16 paelleras enormes, cada una capaz de producir 1.000 porciones. La organización fue titánica, con el manejo de toneladas de ingredientes: una tonelada de mariscos, una tonelada de arroz y dos toneladas de vegetales. “Es impresionante para la gente ver tanta comida junta. Es una experiencia que muchos no olvidarán”, comentó el chef.
A las 14 horas, tal como estaba planeado, se sirvió la primera porción, y cada media hora una nueva paella estuvo lista, permitiendo que la gente pudiera disfrutar del plato de manera escalonada. Bernal mencionó que la fila de personas esperando su porción ya alcanzaba varias cuadras antes del comienzo del servicio, pero aseguró que había suficiente paella para todos. “Tenemos paellas hasta las 5 de la tarde, así que tranquilos. Pueden disfrutar del desfile y luego venir por su porción”, expresó con entusiasmo.
El chef también explicó que la organización del evento buscó que todos pudieran acceder a una porción de paella. Para lograr esto, se decidió entregar una porción por persona, aunque muchos llegaron con tuppers esperando llevar más cantidad. “Históricamente, mucha gente viene con el tupper, pero lo que queremos es que todos puedan probar. Por eso damos una porción individual, para que nadie se quede sin degustar”, señaló Bernal. Las porciones eran generosas, de más de 500 gramos, y según el chef, eran lo suficientemente abundantes como para satisfacer e incluso compartir.
Finalmente, Luis Bernal agradeció a la audiencia y resaltó la importancia del evento no solo como una celebración gastronómica, sino también como un momento de unión para la comunidad y una gran oportunidad para promover el turismo en Ushuaia. Invitó a todos los presentes a disfrutar del tradicional desfile y luego acercarse con tranquilidad para degustar la paella, asegurando que todos tendrían la oportunidad de saborear este plato preparado con tanto esmero.
De este modo, la paella se convirtió en uno de los protagonistas del Día de Ushuaia, no solo por la cantidad de porciones servidas, sino por el ambiente festivo que la rodeó, consolidándose como una tradición que año tras año reúne a los fueguinos en una celebración de sabor, trabajo colectivo y hospitalidad.
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