Declaró un joven de 18 años de edad, de apellido Correa, quien por sus contradicciones con lo dicho en la etapa de instrucción el fiscal Pino está considerando acusarlo de falso testimonio. El inicio del juicio que tiene como único imputado a Carlos Toledo, de 19 años de edad, por el homicidio de Franco García, de 20 años, vuelve a exponer con crudeza una realidad de consumo de alcohol, drogas y portación de cuchillos en algunos grupos de jóvenes.
Comenzó en Río Grande el juicio oral y público que tiene como único imputado a Carlos César Toledo, de 18 años de edad al momento de los hechos y de 19, actualmente, luego de haber transcurrido casi un año desde que fuera detenido.
Se lo acusa de haberle quitado la vida a Franco Agustín García, dos años mayor que él, en medio de una violenta pelea en la que le clavó un cuchillo en el bajo vientre.
Los hechos se remontan al día 12 de octubre de 2023, oportunidad en la que García fue rodeado en cercanías de la plaza Almirante Brown, por un grupo de chicos entre los que se encontraba su asesino. En una filmación aportada por un testigo se puede ver claramente cómo el muchacho es derribado, golpeado y pateado en el suelo sin que pudiera volver a incorporarse a consecuencia de una profunda herida infligida por Toledo. Con el correr de las horas, lo terminaría admitiendo.
El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte integrado por los jueces Eduardo López, Juan José Varela y Verónica Marchisio escucharon la declaración de uno de los jóvenes presentes al momento de los acontecimientos, de apellido Correa, quien sorprendió por las contradicciones en las que incurrió repetidas veces durante su relato. Fue tan grosera la diferencia entre lo que declaró en la etapa de instrucción con la del primer día de juicio que el fiscal Ariel Pinno anticipó que considerará impulsar una causa paralela imputándole la comisión del delito de falso testimonio. Según el titular del Ministerio Público Fiscal, Correa habría intentado favorecer al imputado, cambiando algunos tramos de su testimonio original.
El testigo expuso además ciertos datos que merecen un análisis sociológico profundo, como por ejemplo que un rato antes de los sucesos todos habían estado ingiriendo bebidas alcohólicas, presumiblemente también drogas y que “Carlitos” no era el único que portaba cuchillos u otros elementos similares.
En su declaración ante los jueces, el joven se refirió a esas prácticas, las de “ponerse en pedo” – dijo – como naturales en las reuniones de personas de su franja etárea, en domicilios y en la vía pública.
El declarante añadió asimismo que Toledo y García estaban “de novios” con una misma chica y que ese era el motivo de recurrentes peleas entre ellos, tema conocido por los demás integrantes del grupo de amigos.
Toledo, por su parte, a quienes sus conocidos refieren a él en todo momento por el diminutivo de su nombre – Carlitos – se negó a declarar ante los jueces y pidió que se incorporen los dichos que virtió al inicio de la causa. En aquella oportunidad había admitido haber acuchillado a García.
Dado el carácter público del debate, se pudieron ver en la reducida sala de sesiones judiciales, a los espectadores divididos en dos franjas: por un lado los amigos de la víctima y por el otro, los del victimario.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada sin duda se dio en torno a la exposición del médico forense Javier Fernández, integrante de la Dirección Pericial, quien precisó con imágenes y filmaciones el trabajo realizado sobre el cadáver de Franco García. Con rigurosidad el profesional detalló las lesiones por contusiones originadas en golpes de puño y pies, fractura de mandíbula y luego la profunda incisión ocasionada con un elemento corto punzante que le produjo a García la muerte por un shock hipovolémico (hemorragia). A corta distancia se encontraban sentados los padres del fallecido. De repente su padre se levantó y retiró de la sala, derrumbado por el dolor. La madre continuó escuchando la exposición del forense hasta el final, luchando por no quebrarse.
Para la jornada del día jueves se espera en el recinto la participación de integrantes del área de Delitos Complejos y la declaración de nuevos testigos. Si bien la lista testimonial asciende a 36 personas, se confirmó que solo algunos ocuparán un lugar en el estrado para dirigirse a los jueces mientras que la gran mayoría serán incorporados por lectura.
Cabe destacarse que el homicida confeso cuenta con la representación legal de la abogada Adriana Varisco mientras que la parte querellante es ejercida por el letrado José Alejandro Colli.
Pesa sobre “Carlitos” Toledo, quien apenas acababa de cumplir la mayoría de edad cuando cometió el crimen – admitido por él mismo ante sus pares y en sede judicial – una posible condena por homicidio simple de 8 a 25 años de cárcel.
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