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26/10 2024

“Hijo de ladrón” la obra de Manuel Rojas, fue publicada originalmente en el año 1951.Ella es un grito ahogado de libertad.

 Aniceto Hevia, este personaje con función de narrador nos cuenta parte de su vida. Aunque aparece en otros tres libros de Rojas (“Mejor que el vino” 1958, “Sombras contra el muro” 1964, “La oscura vida radiante” 1971). En el primer libro cuenta parte de su infancia y adolescencia, dando saltos temporales. En los restantes abarca la juventud y la vida adulta. En esta búsqueda de su identidad Aniceto se encuentra inmerso en una sociedad cambiante, esas mutaciones lo acercarán a la crisis.

El inicio de la obra muestra a su personaje principal saliendo de la cárcel de Valparaíso tras ser condenado por un robo junto a varios cómplices. Cuenta y confiesa que su padre era ladrón. Ello fue una revelación que conoce desde niño. El apodo era “El gallego” y fue arrestado junto a su madre. Aniceto estaba señalado desde pequeño, su suerte estaba echada y con la muerte de su madre la familia culminaba. Así se abre una herida y una deuda social al mismo tiempo, Aniceto cargaba con ambas. 

Verdad es que nació con el rótulo de ladrón, pero su tránsito por la vida lo llevó a atesorar con fuerza herramientas que lo llevaron a una metamorfosis. Ha logrado resistirse ante la adversidad, construir vínculos, soltar el aislamiento y aferrarse a los sueños. El destino no ha logrado predeterminarlo, él lo ha forjado a fuerza de conciencia y trabajo interior.

El autor de esta obra, Manuel Rojas nació en Buenos Aires en el año 1896, pero murió en Santiago de Chile en 1973. Su simplicidad en la narración y la pureza estética hacen que sus historias sean auténticas. Esta novela de carácter autobiográfico nació en el año 1936, pero demoró más de quince años en darle un final. Rojas al igual que Aniceto también conoció la pobreza, no pudo finalizar sus estudios, por lo cual se lo considera un escritor autodidacta. Fue preso igual que el protagonista de su novela, a la misma cárcel, pero no a causa de un robo, sino por cuestiones políticas. La vida en la cárcel le mostró códigos de una sociedad dentro de otra.

La falta de oportunidades lo llevó a plantearse diferentes interrogantes al igual que Aniceto. Ambos lograron cambiar sus vidas. Ficción y realidad se entrelazan recuperando su equilibrio. Así el uno y el otro descubren un proyecto humano.

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