La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica. Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos.
El emblemático rompehielos “Almirante Irízar”, único en su tipo en el hemisferio sur, se incendió el 10 de abril de 2007 cuando regresaba de su último viaje de la campaña antártica. Había zarpado de Ushuaia y estaba navegando a la altura de la localidad chubutense de Puerto Madryn, cuando se desató un voraz incendio en altamar. Al tornarse incontrolable el fuego, el comandante de la nave, el capitán de fragata Guillermo Tarapow, ordenó abandonar el barco, por lo que los 296 tripulantes y pasajeros bajaron a los botes salvavidas, que luego fueron rescatados por otros navíos que estaban en las inmediaciones. El capitán se quedó solo en la embarcación hasta que todos se pusieron a salvo, cumpliendo así la tradición de que un capitán conduce personalmente la evacuación de su nave.
Como especialista antártico fueguino, al conocer que no hubo víctimas, señalé a los medios periodísticos que ante el incendio en nuestro rompehielos lo inteligente era convertir una crisis en una oportunidad y señalé que la ocasión era propicia para replantear el sistema logístico antártico.
Así fue que en su reparación, que se prolongó por 7 años, al buque polar argentino se le replantearon varios aspectos de su diseño original y se le actualizó y mejoró su capacidad de prestación de servicios. Desde el astillero Tandanor, responsable de su recuperación, se informó que “ahora el Q-5 es un navío multipropósito y científico de última generación sin perder sus características como buque de logística y rescate antártico, con una mayor capacidad para el sector de investigación y laboratorios, seis veces más grande que en su configuración original”.
Edición:
Diario Prensa Noticias de: Ushuaia – Tolhuin – Río grande y toda Tierra del Fuego.
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