BUENOS AIRES (NA).- La sesión estaba convocada a las 12:00 y el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, esperó hasta las 12:52 para ver si se llegaba al número de 129 diputados.
El factor determinante fue la ausencia de los diputados de Hacemos Coalición Federal, de 16 integrantes, que se justificaron en un comunicado.
“Creemos que es fundamental que se traten los temas que hacen a los intereses reales de los argentinos y que ese sea el debate prioritario en cada sesión. No vamos a ser funcionales a discutir la agenda identitaria de los extremos del arco político”, explicaron.
En declaraciones en off con periodistas parlamentarios, entre ellos la Agencia Noticias Argentinas, un diputado de Hacemos detalló que la decisión la tomó por la mañana el propio jefe de la bancada, Miguel Pichetto, molesto por los destratos de Menem hacia su espacio político.
En efecto, el riojano marginó a Hacemos de la integración de la Auditoría General de la Nación (AGN) y de la Bicameral de Inteligencia, y en la lista de reproches también aparece el freno al tratamiento de proyectos que no sean de la autoría propia del oficialismo.
“Nos estaban embarcando en una sesión de 24 horas sobre un montón de temas que alimentan la grieta. No se cerró una resolución clara con lo de Ezeiza. Íbamos a entrar en un circo romano mostrando la peor cara del Congreso”, explicó el mismo diputado.
Tampoco dieron quórum Unión por la Patria (UxP) ni el Frente de Izquierda (FIT), aunque estos bloques no estaban enterados de la jugada de Hacemos.
La Coalición Cívica tampoco estaba advertida, pero al ver que sus pares de Hacemos no estaban sentándose en las bancas, hicieron lo propio y contribuyeron con la falta de quórum.
No alcanzaron las decenas de llamadas perdidas que desde el oficialismo y el PRO dejaron en el teléfono de Pichetto y otros referentes de Hacemos: la decisión ya estaba tomada y no había vuelta atrás.
Ante este panorama adverso, Menem terminó cediendo a la presión de los diputados de la oposición, que le recordaron que estaba vencido el plazo de media hora de tolerancia de demora que se admite por usos y costumbres del cuerpo para iniciar la sesión.
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