Juan José Arreola (Juan José Arreola Zuñiga , nació en Ciudad Guzmán, México en el año 1918 y falleció en Guadalajara, México en 2001) es un autor poco conocido en nuestro país. Otros connacionales tal vez sean más insignes para nosotros. Este no sólo fue escritor, actor y editor sino que hizo propia la causa de la recopilación en relación a la tradición oral popular de su país. Formó parte de la generación del 50 junto al célebre Juan Rulfo.
Fue el creador de numerosa cantidad de cuentos, pero “El prodigioso miligramo” integra el grupo de los predilectos. Dicho relato se puede encontrar en “Confabulario”, publicado en el año 1952. Este cuento, de no más de tres hojas, presenta una cadencia ágil y amena para la lectura. Aquí aparece una hormiga que toma una decisión a partir de verse ante su comunidad como alguien que tiene actitudes donde se la tilda de perezosa y distraída. Su comportamiento es desaprobado. A ello le podemos sumar sus pésimos antecedentes.
Ese extraño miligramo le pareció perfecto para llevar al hormiguero, pero ante lo desconocido sus congéneres decidieron detenerla y secuestrar ese exótico cargamento. En un primer momento las hormigas inspectoras actuaron (“Las guardianas de la puerta y las inspectoras situadas en todas las galerías, fueron poniendo objeciones cada vez más serias al extraño cargamento…”), pero luego de la detención y la confiscación, el hecho quedó en manos de los funcionarios públicos. Ahora sí se iba a complicar y la burocracia desplegaría su manto con total generosidad. La hormiga, ya convicta, acusa a su grupo de ser unos imbéciles. El fiscal pide la pena de muerte, un experto aduce insania. Finalmente ella muere en su celda, allí el resto de sus compañeros recolectores levantan un santuario. A partir de ese momento ya no sería castigada aquella hormiga que encontrara un “prodigioso miligramo”, ahora gozaría de una renta fija de por vida.
En ese verano- otoño, donde pronto llegará el crudo invierno parece que todas las hormigas (las guardianas, la inspectora -jefe, el fiscal, el alienista, el médico de guardia, los visitantes, el consejo de ancianos y “las otras hormigas”) cambiaron su sentir sobre el comportamiento individualista e inconsulto de la fallecida.
Cada lector le dará su propia interpretación al relato, por cierto esa era la aspiración de Arreola. En todo caso las relaciones sociales y sus nexos funcionan de diferente manera ante situaciones donde el paradigma se rompe. La mayoría de las veces ser “extraordinario” también implica pagar un costo en favor del cambio de las formas y especialmente del fondo.
Todos cargamos alguna vez con “un prodigioso miligramo” (conscientes o no), pensando acaso que otro horizonte era posible.
Related