El debate sobre la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego vuelve a tomar impulso por las recientes declaraciones del empresario Rubén Cherñajovsky, fundador de Newsan, quien expresó su intención de trabajar para replantear la prohibición vigente en la provincia. Durante una entrevista en “La Fábrica Podcast”, manifestó su convicción de que la regulación de la prohibición en la región es un error, argumentando que la actividad puede llevarse a cabo de manera sostenible y cuidadosa con el medio ambiente. “Estamos peleando para que nos dejen hacer salmón porque creemos que se puede hacer cuidando el medio ambiente, como se hace en todo el mundo”, afirmó el empresario.
Cherñajovsky señaló el potencial económico de la acuicultura para Argentina, destacando que la exportación de salmón podría generar miles de millones de dólares en ingresos, comparando la situación con Chile, un líder mundial en esta industria. “La exportación que hace Chile es de 5.000 millones de dólares anuales y acá casi cero”, lamentó.
Las declaraciones del empresario que recientemente adquirió los activos de P&G en Argentina no pasaron desapercibidas. Nora Loekemeyer, integrante de la asociación ambientalista Mane´kenk, criticó duramente la intención de modificar la ley que prohíbe la salmonicultura en la provincia, advirtiendo sobre las “consecuencias ambientales nefastas” y los graves problemas socioeconómicos que la salmonicultura ha generado en otros lugares. “Sería muy triste que se estuviera yendo en contra de la decisión y la expectativa de toda una comunidad, respecto del resguardo de sus aguas abiertas”, expresó.
En febrero de este año, el legislador Agustín Coto de Republicanos Unidos, se había expresado en línea con Cherñajovsky. A través de la red social X, el legislador anunció que buscará la derogación de la ley que prohíbe la actividad. Desde Mane´kenk respondieron que suponer que las mismas recetas de otro país darán los mismos resultados en otros contextos “es muy ingenuo” y habla de una “ignorancia de modelos de desarrollos muy fuertes”.
En declaraciones al programa El Cronista Urbano que conduce Adrián Moreno por Radio Provincia, el legislador Federico Sciurano (FORJA) sentó postura sobre el tema. “Para mí el canal de Beagle es innegociable. Tengo una postura que la plantee en su momento y entiendo que los fueguinos debemos tener una mirada en defensa del patrimonio natural que nos corresponde defender”, afirmó.
La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. En este tipo de producción, se engorda a los salmones en jaulas flotantes ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas. La técnica, originada en Noruega a finales del año 1960, genera presiones extremas en ecosistemas frágiles, prístinos y de aguas frías ricas en biodiversidad.
Entre las consecuencias de la salmonicultura se encuentran las mortandades de salmones masivas, la intensificación de blooms de algas tóxicas, la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento de mamíferos marinos. A lo largo de los años, las empresas salmoneras se han visto envueltas en numerosos escándalos relacionados con los escapes, mortandades y el uso indebido de antibióticos.
En Argentina, el único lugar viable para este tipo de emprendimientos son las prístinas aguas del Canal Beagle en Tierra del Fuego. Estas aguas, además de concentrar el 50% de los bosques de macroalgas que existen en el país, son uno de los grandes sumideros de carbono del planeta y “hotspot” de biodiversidad.
En Tierra del Fuego se pretende desde hace décadas modificar la matriz productiva, asociada históricamente a la industria electrónica, amparada por la Ley 19.640 que exime de impuestos a las empresas que producen en la isla.
Related