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28/07 2024

En un evento “fortuito” que ya no sorprende a nadie, la ciudad de Ushuaia volvió a transitar un fin de semana de penurias en lo que refiere a servicio energético. El prolongado corte del día viernes, que se extendió hasta el sábado en algunos sectores de la capital, es la consecuencia de una historia de larga data, de la cual nadie parece hacerse responsable.

La Emergencia Energética arrancó en 2016 con la Ley Provincial N° 1.100. Hace 8 años, que con distintos niveles de impacto en la ciudadanía, que la luz es un problema. El primero de los cortes recientes fue atribuido a la infame turbina Rolls Royce, dejando a buena parte de la capital a oscuras durante 8 horas y lanzando un esquema de cortes programados. Ahora, la nueva interrupción parece ligada al ámbito de distribución. Distinta excusa, mismo resultado: 15 horas sin energía en pleno invierno el viernes, y servicio reducido todo el fin de semana.

Si hacemos algo de memoria, el exdirector de la DPE Sergio Reymundo, allá por la primera emergencia había adelantado que la falta de ejecución en proyectos y la desmembración de la Dirección de Energía tendrían como resultado esta crisis que atravesamos. Según el referente en esta temática, desde 2008 que no hay un plan provincial que se extienda en el tiempo. 

Desde el Gobierno Provincial, ante ya una crisis que empieza a despertar más que el ocasional fastidio entre la ciudadanía con un “bocinazo” el día sábado, los ministros operativos salieron a apagar un “incendio” más de índole político, donde se pidieron renuncias junto con una planificación seria para solucionar la problemática.

Tanto el Ministro de Energía, Alejandro Aguirre, como su par de Obras y Servicios Públicos, Gabriela Castillo, trataron de dar explicaciones que siempre resultarán insuficientes: la gente no quiere escuchar que se rompió, quiere que lo arreglen. La falta de electricidad impacta en muchos hogares a la calefacción, ni hablar de la falta de conectividad y comunicación en una ciudad donde durante el invierno algunas áreas se tornan de difícil acceso.

El problema de fondo, más allá de sí la turbina o las celdas han tenido fallos en su correcto funcionamiento, es la falta de una política de inversión y la articulación de la misma en las áreas pertinentes. Desgraciadamente, parece no existir en Tierra del Fuego un cargo por encima de las y los ministros, encargado de ser el brazo ejecutor de una política integral. Uno podría decir un “jefe” de este Gabinete.

Mientras Tierra del Fuego siga a la deriva en las cuestiones fundamentales para los vecinos y las vecinas, ni hablar del sector productivo que debe prácticamente sacar turno para tratar de empujar una economía en plena crisis nacional, las soluciones estarán más lejos que cerca. De la plana principal política del ejecutivo, léase el gobernador Melella y el jefe de Gabinete, Agustín Tita, ni noticias.

Para cerrar, me gustaría dejarles una frase que se repitió en varios mensajes del mundillo político fueguino: “Que buen día para llamar a elecciones convencionales”. Quizás, en ¿noviembre? hay más suerte con la luz, o los días largos del verano acompañan para el recuento de votos.

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