El accidente ocurrió alrededor de las 23.30, momento en el que sujeto transitaba por la arteria mencionada y, según sus dichos, perdió el dominio debido a que “algo” se le cruzó delante suyo.
El test de alcoholemia al que fue sometido superó 1 g/l aunque la versión que arriesgó ante los inspectores fue llamativa: dijo que, por el shock que le provocó el accidente, decidió consumir “un trago”, una vez que el hecho había ocurrido. El dato, para quienes lo sometieron a esa evaluación, es irreal.
De acuerdo a los trascendidos, el vehículo estaba en un taller mecánico y lo había tomado sin autorización. Había sido trasladado a ese lugar para someterlo a una reparación del embrague, siempre según la versión que el protagonista aportó en el lugar del accidente.
El rodado quedó en posición invertida, con sus ruedas hacia arriba. Efectivos policiales e inspectores del municipio acudieron al lugar del incidente y tomaron intervención sobre el suceso.
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